lunes, 28 de diciembre de 2009

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Cubro mi desnuda piel con tus ropa, y me envuelvo con tu esencia... Lo poco que me queda de ti.
Hoy mi alma se encuentra dormida, y rezo por que no despierte de su letargo, para no sentir. Existiendo, subsistiendo, de mi solo queda mi aliento, Algo que respira, pero parece no vivir.




domingo, 27 de diciembre de 2009


Me da igual cuanto brille el sol esta mañana y tampoco me importa que trinen los pájaros de alegría, porque esta noche no dormirás conmigo.
Así que hoy le cedo el paso a la amargura, ya está bien de aparentar siempre ser feliz, me concedo un descanso y me encierro en mi propio e infantil enfado.

Y que le jodan al mundo y a las sonrisas de compromiso, que no estoy hoy para cumplir.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Es doloroso, no te voy a mentir. Mirarse al espejo y no quererte ni tú.
Preguntarte continuamente ¿Cuál es el problema?
¿Cuál es la razón por la que no dejo de dar amor y nunca lo recibo?
¿Por qué no puede quererme si me he dejo la vida en él?
Y estoy sentenciada a ello, eternamente, y ya no me queda infancia, ni ilusión, ni ganas.
Alguien dijo que había gente que nace con la desgracia en las venas, supongo que
ser una persona imposible de querer me incluye entre ellas.


martes, 15 de diciembre de 2009



Si cuando nacemos empezamos a morir ¿Es la vida muerte y no vida?
¿Es la muerte una vida vivida?




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Si tengo que sucumbir a una tentación...
Que seas .

domingo, 13 de diciembre de 2009

sábado, 12 de diciembre de 2009


Puede jurarme tantas veces como quiera que no está triste, pero puedo verlo en sus ojos.
A mí esa máscara de falsa felicidad no me convence, ni si quiera un poquito, es difícil engañar a alguien que le pone atención a cada una de sus acciones, cariño.
Lo sé, de primera mano, y puedo decirte lo que le pasa. Está cansada, y tanto sufrimiento le pesa en el alma, se cae, cada vez más y más abajo. Tiene tanto encima suyo que no puede con tanta presión, y se le están yendo las fuerzas. Como cuando estiras de algo y cede hasta que se rompe.
Y no quiero que se rompa, a pesar de que no la quiera sé que tú sí y necesita tu ayuda.
Sé que ahora mismo te gritaría que te necesita hasta quedarse sin voz, que necesita que le tiendas una mano y que le contagies esa felicidad tan tuya, pero ya sabes que no lo hará porque piensa que no se puede pedir a nadie que te quiera.
Lo sé, porque soy su razón y aunque no la quiera cada vez me está enfadando más su gran amigo "Los sentimientos" ¿Por qué les escucha más que a mí? No es justo, yo solo quiero su bien y ellos no hacen más que hacerle daño, son negativos y pesimistas.
Vaya, quizás al fin y al cabo yo también pienso que soy olvidada.

Music was my first love.



Esperaba el tren en un rincón de la estación, medio adormecida en aquel banco de madera desgastada, mientras degustaba despacio un caramelo de miel y limón.
Llevaba un abrigo, morado, de un morado casi tan frío como el que hacia en aquella solitaria parada y mecía los pies al ritmo de una canción que provenía de sus auriculares.
Y es que ¿Qué sería de ella sin música? Eran inseparables. Su compañera en melancolías e ilusiones, en tristezas y alegrías. Le llegaba al alma como nadie había sabido hacerlo y la purificaba, provocaba en ella los sentimientos más sinceros, ilusión, tristeza, pasión.
Le encantaba darle a la vida su propia banda sonora. Observar a la gente del tren mientras se dejaba llevar por algún violín, y buscar tras aquellas caras de monotonía y cansancio una historia.
No he conocido muchas personas como ella, que pusieran tanta atención y dedicación a los detalles, y me encanta escuchar como me habla de aquellos hombres que parecen filósofos sacados de una vieja enciclopedia de mirada tan profunda como la voz de un cello , o de esa chica de sonrisa tierna que le produce mariposas en el estómago como el tímido canto de una flauta travesera.
Siempre ella y la música, siempre.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Seré tu esencia.




Deberían darnos un vale- dijo después de dar una calada al cigarrillo que sostenía entre sus temblorosos dedos
-¿Un vale? - le pregunté
-Sí- dijo mirando el cigarro- un vale por todas esas personas a las que no conoceré, los lugares que nunca visitaré, todos aquellos conocimientos que nunca sabré, los idiomas que no aprenderé, las canciones que no escucharé, los acontecimientos que no veré, los amigos que no tendré, y todas esas cosas que no voy a poder disfrutar, ya sabes...
-¿Piensas en la muerte?
-Y no solo en la muerte, si no en todas las limitaciones a las que me expongo de forma innata, antes de nacer ya se me acortan las posibilidades, ¿Así como se puede ser una persona libre? Joder.. ¿Es que por ser hija de Isabel tengo menos virtudes que esa estúpida de Amanda?
No es justo que siendo mejor que ella me tenga que morir de frío en esta casa de mierda, mientras ella retoza bajo el Sol en su terraza.
-Yo te quiero a ti- admití- por quien has conseguido ser mediante tu esfuerzo e historia y no por quien por herencia te tocó ser, te quiero fuera y dentro de tu contexto, ignorando la genética y la economía y todas esas cosas superfluas que nada tienen que ver con quien veo cada vez que te hago el amor mirándote a los ojos, es a ti a quien quiero, con tus pensamientos y virtudes.
Me miró con aquellos ojos negros que hacían que me perdiese en el mas profundo de los abismos y sonrió. Tiró el cigarrillo y se acercó, me abrazó e inhalé ese olor suyo que podría diferenciar entre tantos, esa mezcla de perfume, frutas, y algo que jamás logré distinguir como si fuese mi elixir de vida, mi oxígeno.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Mi piel todavía sabe a tus gemidos,
aún puedo sentirte tan cerca que creo que aún estás a mi lado, envolviendo mi nuca de exhalaciones, de deseo, y anhelándome. Muriendo por amarme. Trazando caminos por mis clavículas con la angustia de tu saliva. Queriendo ser tú y yo, uno solo, una fusión de cuerpos y de alma. Con esa locura en los ojos cuando ves que me desabrocho los botones de la camisa, entregando a tu vista aquello que le desquicia, que le puede, que necesita. Tatuando a fuego el carmín de mis labios en tu espalda. Sí, aún puedo sentirte dentro. Todavía me siento tuya, todavía yazco aquí, entregada en cuerpo y alma por amor. Blanca a la luz de la luna.


lunes, 9 de noviembre de 2009

Alba, with the cute voice and hostile look (And our really special-deep relationship)

Ha merecido la pena, tanta espera, esfuerzo y lágrimas
si de nuevo voy a poder estar con vosotros.
Cuando os fuisteis ya os dije que os llevabais parte de mi a Israel,
y ahora es el momento de que vaya a recogerla, y aunque sé
que no se vendrá conmigo de vuelta y se quedará allí con vosotros
me hace feliz saber que podré sentirme tan completa como me hicisteis
sentir de nuevo. Voy a volver a veros, voy a volver a estar con vosotros.
¿Qué decir? Soy feliz.
Y me río de toda esa gente que me dijo que el tiempo hacía el
olvido y que pronto ya no sería lo mismo.
Os he echado de menos cada día desde vuestra partida,
y ahora por fin podremos reunirnos.
Ya no queda nada, Kol Hakulim. Israel nos espera.


sábado, 7 de noviembre de 2009

Tears.



Y ahí estás tú.
Quieta, absorta en pensamientos inexistentes.
Buscando una razón por la que moverte, pero prefieres sentir,
por una vez no algo interno, si no externo.
Y sobre tu piel fría y casi inerte comienzan a resbalar gotas de agua caliente,
efímeras que se precipitan por tus curvas hasta deshacerse en nada. Hasta fundirse en ti.
Por tu espalda, por tus clavículas, por tus caderas, comienzan rápidas y recelosas
pero terminan deleitando en tu piel, lentamente, intentando no separarse de él.
Y tú disfrutas de cada una de ellas, y de esa sensación, que hace que la piel se te erice
bajo sus caricias.
Te evades, dejándote llevar por ellas, dejando que el vaho que producen te penetre
hasta los pulmones y te libere. Y te sientes pesada, porque quieres ser como ellas.
La cabeza te da vueltas. Tus pensamientos se confunden y ya no sabes si eres ni dejas de ser.
Solo tu respiración te lo recuerda, que sigues ahí. Que no eres efímera.
Pero para entonces las gotas ya no están y solo forman parte de ti.
De tu cuerpo, de tu persona.



martes, 27 de octubre de 2009

Tu arkhé.




Y avanzas, con mucha fuerza, con decisión, con orgullo.
Porque éste es tu principio. Porque ésto es por lo que luchaste, luchas y lucharás.
Por ti, porque eres quien quieres ser, porque por fin no te encuentras perdida
en un mundo ajeno, al que no perteneces.
Porque reconoces a quien te sonríe al otro lado del espejo.
Porque ahora tienes cuanto deseas y necesitas, porque estás mas cerca que nunca
de lo que queremos entender por felicidad, que no es alcanzar una meta, si no
el camino que conlleva conseguirla.
Porque por fin, no solamente observas la luz, si no que te bañas en sus caricias
y danzas, y ríes y lloras.
Porque te lo mereces.
Y por eso, es tu principio. Tu principio. Tu arkhé.


martes, 20 de octubre de 2009

Mi obra maestra.

Porque contigo también me siento como...
Como esa sensación que se te queda en el cuerpo cuando sin querer escuchas que alguien habla bien de ti, como cuando alguien admira tu trabajo, pero no un trabajo cualquiera ¿Sabes? Si no ese que fue fruto de tu esfuerzo y dedicación, en el que pusiste todo tu cariño, intentando transmitir lo que sentías. Y hoy, ya acabado, alguien lo mira, y sin querer, abre la boca con admiración, y se le nota en los ojos, que le gusta, que entiende lo que intentas expresar. Y tú no puedes evitar sonreír .

Esa sensación, de satisfacción, de felicidad, sí, me siento como una artista y tú eres mi obra maestra.

lunes, 19 de octubre de 2009

¿Sabes lo mejor? Todavía estoy a tiempo.

Porque lo que quiero es ser quien tú mereces y con quien tú quieres estar.
Quien pueda darte la felicidad cada día, con quien te despiertes cada mañana con una sonrisa, que haga de la monotonía un placer, que tengas ganas de llegar a casa, que extraiga de ti el mal humor, que te arrope y te cuide, que te proteja y te quiera, quien te haga el amor. Con quien compartas el cansancio, el estrés, quien te ayude a resolver cada problema, y te lleve a la luz cuando todo esté oscuro,quien vea en ti la persona que eres, y no alguien con quien convive, que sepa de ti, de tu historia y forma de ser, que lo tenga en cuenta, que se interese por ti.
A quien quieras amar hasta el fin de tus días sin sentirte en un compromiso, sin sentir la necesidad de conocer a otras personas, sin sentir que has malgastado tu vida al lado de quien no debías. Que no veas el fin, si no un principio, quiero ser, por ti y para ti, que no te moleste la dependencia, porque no sea mi vida y la tuya, si no la nuestra.

No voy a prometerte que vaya a serlo, pero sí te prometo que podría conseguirlo.
Pero eso depende de ti.



domingo, 18 de octubre de 2009

Así es la vida


"Porque sí, te he olvidado y contigo se han ido tus falsas promesas y mentiras, ojalá hubiese podido darme cuenta de quién eras antes y no haberte querido tanto como te quise.
Pero aunque tarde, como siempre, he podido darme cuenta y ha sido gracias a ti.
Ojalá todo te vaya bien en esta vida, y no finjas preocuparte, sé cuidar bien de mí misma.
Se acabó. Y con ésto todo."
Nunca creas conocer bien a una persona, probablemente te estés equivocando.
Ojalá me estuviese equivocando yo ahora mismo.

Y ahora, a seguir recolectando felicidad para tomarla cuando vuelva a necesitarlo.
Como siempre, gracias.




jueves, 24 de septiembre de 2009

¿Existe algo mejor que pasear bajo la lluvia?
Sin prisa, deleitando de cada gota.
Me embelleces como el rocío.


lunes, 24 de agosto de 2009

Our time


Cuando entré en la habitación, divertida y sonriente y allí seguía él, en su mecedora, dormitante, con los pies junto a la estufa y los años pesándole en los huesos.

Abrió los ojos y al verme sonrió.

Me acerqué y él, tranquilo, me señaló el reloj.

-¿Ves lo lentas que avanzan las manecillas?- dijo

Lo miré y asentí sin entender lo que quería decirme

-Pero nunca se detienen.

domingo, 5 de julio de 2009

La mujer de rojo


Miró con sorpresa aquella particular presencia, pues escondida tras la furgoneta, una mujer de corta estatura vestida de rojo tapaba su rostro con preocupación.

Se preguntó cómo su mente no le había permitido darse cuenta antes, ya que el vestido rojo de la mujer destacaba entre la monotonía del alcance de su vista.

El semáforo se puso en verde, y avanzó con precaución mirándola con curiosidad. Ella parecía no inmutarse que el mundo seguía funcionando a su alrededor.

Cuando estaba a su altura, la mujer dejó ver sus ojos, sobresaltada por la proximidad de un extraño, estos, también rojos, consiguieron transmitirle la más amarga de las penas a pesar de haber disfrutado desde siempre de la carencia de empatía. La miró ofreciéndole su ayuda con la mirada, ya que a veces no son necesarias las palabras, pero ella se giró, y pendiente de alguien al otro lado de la carretera continuó ocultándose entre sus delicadas e insanas manos.

Podría haberse acercado, haberle preguntado y haberla ayudado, pero sin embargo continuó andando mientras se preguntaba cual sería el problema que atormentaba a aquella insignificante mujer. Y conforme avanzaba cayó en que no tenía por qué ser insignificante solamente por la fachada que diese. Aquella mujer tenía tras de sí una larga y, aparentemente, infeliz historia. Se maldijo mil veces y buscó una excusa para dar la vuelta y no dejarla allí sola cuando escucho unos pasos tras de sí. Apresurados e inseguros. Volteó la cabeza con disimulo, fingiendo colocarse bien la camiseta y vio que era ella. Cada vez la escuchaba más cerca pero tampoco tuvo fuerzas para detenerse.

martes, 30 de junio de 2009

La noche.



Bajó la persiana hasta dejar espacio solo para los traviesos rayos de luna que osasen filtrarse por los minúsculos huecos para impactarse contra la pared formando formas que le ayudasen a dormir. Se había desvelado, y le iba a costar reconciliar el sueño.
Como si se hubiese enfadado con ella y no quisiese perdonarla. Nada, no había manera.
Se giró despacio y le observó mientras dormía plácidamente. Envidió la profundidad de su sueño pero por otra parte agradeció el estar despierta para verle así, tan vulnerable, tan frágil. Sentir que era ella quien velaba por que nada le hiciese daño. Cuando dormía se rompía aquella máscara tan dura y fría que lucía por la mañana.
Se metió con cuidado en la cama, intentando no despertarle con sus pies fríos y, aún sin abrir los ojos, la abrazó acunándola contra su pecho.
Y así se quedó, inmóvil, escuchando su corazón latir con parsimonia, haciendo un hermoso dueto junto a la respiración que la arrullaba.
Y cuando por fin el sueño volvía a ella dijo, muy bajito:
-¿Sabes? Quiero tenerte conmigo siempre, así, muy cerca, tan cerca que lo único que oiga sea tu corazón, que el único aroma que pueda percibir sea el de tu pelo, que lo único que sienta sea tu cuerpo, que lo único que pueda tocar mis labios sea tu piel, y que lo único que pueda ver seas tú. Lo único que quiero, así, siempre, eres tú.
No contestó, pero los rayos de luna me dijeron que le habían visto sonreír.