sábado, 14 de noviembre de 2009

Mi piel todavía sabe a tus gemidos,
aún puedo sentirte tan cerca que creo que aún estás a mi lado, envolviendo mi nuca de exhalaciones, de deseo, y anhelándome. Muriendo por amarme. Trazando caminos por mis clavículas con la angustia de tu saliva. Queriendo ser tú y yo, uno solo, una fusión de cuerpos y de alma. Con esa locura en los ojos cuando ves que me desabrocho los botones de la camisa, entregando a tu vista aquello que le desquicia, que le puede, que necesita. Tatuando a fuego el carmín de mis labios en tu espalda. Sí, aún puedo sentirte dentro. Todavía me siento tuya, todavía yazco aquí, entregada en cuerpo y alma por amor. Blanca a la luz de la luna.


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