sábado, 12 de diciembre de 2009


Puede jurarme tantas veces como quiera que no está triste, pero puedo verlo en sus ojos.
A mí esa máscara de falsa felicidad no me convence, ni si quiera un poquito, es difícil engañar a alguien que le pone atención a cada una de sus acciones, cariño.
Lo sé, de primera mano, y puedo decirte lo que le pasa. Está cansada, y tanto sufrimiento le pesa en el alma, se cae, cada vez más y más abajo. Tiene tanto encima suyo que no puede con tanta presión, y se le están yendo las fuerzas. Como cuando estiras de algo y cede hasta que se rompe.
Y no quiero que se rompa, a pesar de que no la quiera sé que tú sí y necesita tu ayuda.
Sé que ahora mismo te gritaría que te necesita hasta quedarse sin voz, que necesita que le tiendas una mano y que le contagies esa felicidad tan tuya, pero ya sabes que no lo hará porque piensa que no se puede pedir a nadie que te quiera.
Lo sé, porque soy su razón y aunque no la quiera cada vez me está enfadando más su gran amigo "Los sentimientos" ¿Por qué les escucha más que a mí? No es justo, yo solo quiero su bien y ellos no hacen más que hacerle daño, son negativos y pesimistas.
Vaya, quizás al fin y al cabo yo también pienso que soy olvidada.

2 comentarios:

  1. me ha gustado el texto :)
    tiene razón a veces nos dejamos llevar por los sentimientos sin pensar un poco en lo que podría pasar o si de verdad hacemos bien, pero bueno.
    Hacía tiempo que no me pasaba
    un beso

    ResponderEliminar